Por muy importante que sea para nosotros conseguir un puesto de trabajo, es peligroso aceptar sin más las condiciones laborales que nos ofrezcan, porque después podría ser más difícil cambiarlas. Algunas empresas son inflexibles sobre el sueldo previsto para cada puesto, pero en muchos casos es posible negociar. Veamos algunas claves para hacerlo con garantías.
En primer lugar, debemos tener claro que el sueldo no debe ser el único tema de discusión. El horario, las responsabilidades, los beneficios sociales o las posibilidades de promoción son otros factores que determinarán nuestro día a día en la empresa.
Los expertos, además, recomiendan por encima de todo no negociar nunca una sola variable. Si hablamos únicamente del sueldo no tendremos margen de maniobra y, en lugar de negociar, acabaremos regateando.
1. ¿Cómo prepararse?
Para valorar justamente la oferta que nos haga la empresa, hemos de saber todo lo posible sobre:
a. El sector de actividad: ¿es un sector en expansión, estancado o en recesión?
b. La empresa: ¿qué posición tiene en el sector? ¿Cuál es su volumen de facturación?
c. La competencia: ¿qué sueldos se están pagando en otras empresas del sector por trabajos similares al nuestro?
d. Relación oferta-demanda: ¿A las empresas les cuesta encontrar personas con tu perfil profesional? ¿Es un perfil muy solicitado?
En la negociación salarial y de condiciones laborales, es también fundamental tener claros los valores añadidos que podemos aportar más allá de la formación y de la experiencia: habilidades de comunicación, capacidad de aprendizaje, trabajo en equipo, iniciativa, liderazgo
Cuando pensamos en una negociación, imaginamos a las dos partes sentadas ante una mesa. Sin embargo, para negociar con garantías hay que dedicar mucho más tiempo a planear la estrategia. Por cada diez minutos de reunión con nuestro interlocutor, deberíamos haber invertido treinta en el análisis previo, que debe seguir estos pasos:
e. Identificar a las partes: conviene saber cuál es el cargo de nuestro interlocutor en la empresa para tratar de averiguar qué poder real de decisión tiene.
f. Establecer necesidades: ¿Quién tiene mejor posición para negociar, nosotros o la empresa? Para saberlo, debemos analizar qué necesidades tiene cada una respecto de la otra. Cuantas más cosas necesite la empresa de nosotros -dedicación exclusiva, incorporación inmediata, una experiencia difícil de encontrar en otras personas, más cartas tendremos para negociar (y viceversa).
g. Fijar objetivos: en toda negociación hemos de fijar nuestra banda de objetivos (las condiciones mínimas que aceptaríamos, las condiciones ideales y una franja intermedia) y tratar de imaginar la banda de objetivos de la empresa.
Por debajo de las condiciones mínimas que hemos previsto, dejará de interesarnos el puesto. Por encima de las condiciones máximas previstas por la empresa, será ella la que dejará de interesarse por nosotros. Y en la franja intermedia hallaremos el acuerdo.