Todo puede parecer color rosa en la oficina. Pero, llega el día cuando el trabajador se da cuenta de que algo no anda bien. ¿Los indicios? Entrega su trabajo en el tiempo requerido, llega temprano a la oficina, se esmera en colaborar con sus compañeros... pero eso no basta para que, llegado el momento, sea promovido según el escalafón.
¿Qué anda mal? ¿Por qué no es tomado en cuenta? Lo más probable es que sea objeto del "mobbing" o acoso laboral.
Este se desarrolla por etapas, pero es preciso que el afectado observe con atención todo lo que sucede a su alrededor para poder determinar el hecho.
El acoso se inicia con un detonante, como todo conflicto. Puede ser que el jefe desee que la víctima se vaya de la empresa para proponer a un candidato de su preferencia. Otra razón puede ser la envidia, pues el jefe ya se ha dado cuenta de que el subalterno tiene mejores ideas y mayor capacidad para un cargo más alto.
Sigue el inicio del acoso laboral propiamente dicho, con un ataque sistemático -directo o indirecto- para debilitar psicológicamente al acosado. Los ataques pueden corresponder a una descalificación ante terceros.
También, sabotaje del desempeño de la víctima, maltrato y faltas de respeto. Esto hace que merme paulatinamente la capacidad de reacción del trabajador. La situación se complica con el paso de los días.
