Desde hace un par de años, algo tan necesario como conseguir un empleo ha pasado de ser poco más que un trámite a convertirse en una auténtica odisea. Demasiados aspirantes para tan pocos puestos de trabajo: una situación que nos obliga a ser cada vez más competitivos si queremos superar este obstáculo. ¿Estás preparado?
Toda ayuda es poca para incrementar nuestras opciones en cualquier proceso de selección. Prácticamente, todo ello podría compararse con una carrera de fondo a la que debemos acudir bien preparados. Aunque cada empresa es un mundo, existen algunos puntos fuertes que todas anhelan. Mentalízate: si fallamos en alguno de ellos, difícilmente conseguiremos diferenciarnos del resto de los candidatos y afrontar con garantías un proceso de selección.
A continuación, te indicamos qué aspectos no deberías descuidar:
Una sólida formación. Independientemente del nivel adquirido (no todas las empresas buscan aspirantes que hayan cursado másters o programas de posgrado), es importante que tu formación sea continuada y que cuentes con algún tipo de especialización. Este último punto es clave: según un informe reciente elaborado por un portal de empleo, 4 de cada 5 ofertas de trabajo exigen aspirantes con conocimientos específicos. Además, no hay que perder de vista que el porcentaje de paro entre las personas con estudios superiores es menos de la mitad del del conjunto de la población.
Idiomas. Aunque la lengua más solicitada es el inglés, cada vez son más las compañías que demandan también un segundo idioma extranjero. No es casualidad: en un mundo global, es natural que las empresas se muevan en un contexto internacional, con los que deben negociar regularmente. Por eso, necesitan profesionales que den respuesta a este desafío. Hoy por hoy, más de la mitad de ofertas laborales dirigidas a universitarios exigen un buen dominio del inglés.
Experiencia laboral. Si bien este punto se puede pasar por alto en el caso de los candidatos más jóvenes, un sondeo europeo revela que casi el 90% de los empresarios europeos exigen experiencia laboral a sus candidatos. Si te resulta difícil conseguir un trabajo de su sector, prueba a introducirte en él realizando prácticas profesionales.
Experiencia en el extranjero. Éste es quizás el requisito más difícil de conseguir. Más bien, se trata de un valor añadido: tanto haber estudiado como trabajado más allá de nuestras fronteras puede ayudar a que el seleccionador nos vea como personas con iniciativa y abiertas a nuevos retos.
Competencias personales. Aunque las habilidades exigidas se suelen orientar en función de la empresa o del sector profesional en el que queramos trabajar, hay algunas que son fundamentales: capacidad de análisis, de comunicación y de trabajo en equipo, proactividad, empatía, asertividad, innovación, imaginación e inteligencia emocional.
Flexibilidad. A pesar de que esto no siempre depende de nosotros, estar dispuestos a aceptar horarios poco ortodoxos o incluso a cambiar de residencia o a viajar puede decantar la balanza de nuestro lado.
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Información publicada en: http://www.quecursar.com
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