Tener un trabajo significa poseer la certeza de satisfacer las necesidades básicas del empleado y su familia; hacer realidad la expectativa de valerse por sí mismo al poner en práctica sus propias capacidades; así como obtener reconocimiento y mantener o superar el estátus social y profesional.
Pero perder el empleo, especialmente cuando no es una situación esperada, conlleva a una serie de emociones negativas y a un estrés que afectan la capacidad racional para adaptarse a una nueva condición de vida.
Según los psicólogos, el despido produce respuestas de ansiedad aguda, deterioro de la autoestima y del concepto de sí mismo, síntomas psicosomáticos, hipertensión, depresión, descuido en arreglo personal, y, en algunos casos, aparición de patologías más severas como abuso de drogas y alcoholismo.
Y la recomendación para no deprimirse durante la cesantía es comprender la importancia de mantener la mente ocupada en la tarea de encontrar un nuevo trabajo.
Para ello es preciso planificar las actividades de cada día, en términos de las acciones concretas que se van a realizar para obtener un empleo.
La dificultad está en tomarlo como un hecho positivo o negativo
Entre estas actividades están la elaboración de listas de contactos telefónicos, de llamadas por hacer, la preparación de documentos y del currículo. También, hacer público y solicitar ayuda para el tipo de trabajo que se desea.
Esto con base en base a los conocimientos, experiencias y habilidades desarrolladas a lo largo de su carrera laboral. Los psicólogos señalan que la actitud que se debe tener para enfrentar mejor el periodo de cesantía es -sobre todo- una actitud abierta a reconocer las oportunidades que trae todo proceso de cambio, aceptando la carga dolorosa que implica la pérdida, en vez de negarla o minimizarla como si no existiera. Explican que ser despedido puede provocar emociones de desconcierto, enojo, rabia, tristeza.
Porque es normal que se tenga una reacción emocional negativa después de un suceso como éste. Y el cesanteado debe permitir estos sentimientos y expresarlos; y no tratar de ocultar que se está sintiendo mal, ya que sólo conlleva a arrastrar esos problemas sin darles solución.
Además, las personas que son despedidas de su trabajo deben aprovechar para reorganizar sus metas, analizar sus objetivos profesionales, desarrollar un plan para conseguir el empleo que desea y comenzar a laborar para lograr ese objetivo.
La dificultad en superar un despido radica en la manera de percibir el suceso como algo positivo o negativo.
Si se toma como negativo su avance será mucho más lento, aunque las circunstancias demuestren que un nuevo día amanece siempre; pero si se acepta como positivo tendrá más oportunidades de progresar profesionalmente.
Siempre se debe tomar un despido como la aparición de una nueva oportunidad para reinventarse y construir un presente cada vez mejor.
Existen muchos casos de personas que se decidieron por cambiar de área profesional y en ese momento descubrieron su verdadera vocación.
Especificado en la ley
Según el artículo 79 de la Ley Orgánica del Trabajo de Los Trabajadores y Trabajadoras (Lottt) serán causas justificadas de despido:
- Falta de probidad; vías de hecho, salvo en legítima defensa; todo acto inmoral que ofenda al patrono o algún miembro de su familia que vivan con él; omisiones o imprudencias que afecten la seguridad o higiene del trabajo.
- La inasistencia injustificada al trabajo durante tres días hábiles en el período de un mes; los daños causado intencionalmente o con negligencia a mobiliarios.
- Así como a máquinas, herramientas, útiles de trabajo, materias primas, productos elaborados y terminados; revelación de datos y secretos de manufactura, fabricación o procedimiento.
- Abandono del trabajo durante las horas laborales sin permiso del patrono; negativa a trabajar en las tareas contratadas; pero no se considerará abandono la negativa de trabajar en una labor peligrosa y grave para su vida o salud. La inasistencia injustificada de quien tiene a su cargo alguna tarea o máquina, cuando esta falta signifique una perturbación en la marcha del proceso productivo.
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Autor: Edén Valera
El Universal
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