Durante los últimos años, la adicción laboral se ha convertido en uno de los riesgos psicosociales más comunes al interior de las empresas. Estudios realizados en varios países muestran que cerca del 20% de los empleados son trabajólicos.
Para los expertos, este tipo de dependencia se diferencia sustancialmente de la relacionada con drogas o alcohol, porque se considera no tóxica, aunque puede generar síntomas y consecuencias similares.
Los riesgos sicosociales se definen como las condiciones laborales que afectan la salud, a través de mecanismos sicológicos y fisiológicos, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Es una enfermedad comportamental o psicológica. Una persona que es dependiente al trabajo pierde el control y esto afecta todas las áreas de su vida”, explica Martha Suescún, directora de la Fundación Libérate, un centro especializado en prevención y tratamiento de adicciones.
Según la experta, hay características específicas en este tipo de empleados: pasan más tiempo en la oficina, se desvinculan de su familia y círculo social, están obsesionados por sus labores y no reconocen el problema.
Dentro de los síntomas generales, un adicto también se ‘congela’ emocionalmente, no asume su realidad, tiende a deprimirse, es ansioso y se comporta de forma reactiva.
“Los empleados se cargan de más responsabilidades de las que les corresponden, tienen dificultades para relacionarse con los otros y no disfrutan las vacaciones o el tiempo libre”, afirma Suescún.
Además, la Directora de la Fundación Libérate advierte que la persona suele llevar un proceso para convertirse en adicto. Por esta razón recalca la importancia de reconocer las causas y mantener en perspectiva la función del trabajo en la vida.
“Las consecuencias conducen a aislarse socialmente y perder los vínculos familiares. Incluso, el trabajador asiste frecuentemente al médico por enfermedades gastrointestinales, cardiorespiratorias, estrés y migraña”, puntualiza Suescún.
Asimismo la adicción laboral genera conflictos con la autoridad (jefe y otros superiores), dificultad para acogerse a normas de la empresa y hasta puede ser un riesgo para los compañeros.
Corresponsabilidad organizacional
Aunque en principio la adicción al trabajo es considerada una problemática personal, la empresa juega un papel indispensable en cuanto a identificación de causas, diagnóstico e incluso ayuda en el tratamiento.
“Es importante la identificación y el diagnóstico de los riesgos psicosociales y empezar a tomar medidas. Los turnos, la carga laboral y la presión del jefe pueden hacer que la persona desarrolle dependencia al alcohol, las drogas o el trabajo”, asegura Suescún.
Para la experta, la falta de un plan de prevención genera un mayor número de empleados con adicciones, lo que deriva en disminución de la productividad y aumento de accidentabilidad, ausentismo o licencias médicas. Además deteriora el clima laboral y el grupo de colaboradores.
No obstante, la Directora también señala que la campaña debe adecuarse a la realidad de cada empresa, su cultura y características del lugar de trabajo.
Prácticas para empezar el proceso
Como el empleado no suele reconocer su adicción, la familia es la que empieza a identificar el problema, busca ayuda y motiva la recuperación.
La Directora de la Fundación Libérate explica que el inicio es un proceso terapéutico, tanto médico como psicológico. El objetivo es enseñarle al trabajador a poner límites, autorregularse y ser asertivo emocionalmente. Estas acciones son el punto de partida para resolver el problema.
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