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El éxito: cuestión de hormonas

Los expertos en biología aseguran que si un animal gana una pelea tendrá más probabilidades de salir victorioso en otros enfrentamientos que pueda tener en el futuro. Esta teoría, conocida como el efecto ganador, es uno de los temas que recoge el ex broker de Wall Street y doctor en Neurociencia John Coates en su nuevo libro. El bestseller, que lleva por título The Hour Between Dog and Wolf: Risk Taking, Gut Feelings and the Biology of Boom and Bust (La hora entre el perro y el lobo: asumir riesgos, corazonadas y la biología del auge y la caída), describe cómo actúan las hormonas a la hora de adoptar decisiones arriesgadas. Y en concreto, la hormona masculina por excelencia: la testosterona.

El mecanismo es sencillo: según Coates, cada vez que nos enfrentamos a un desafío, se incrementa la presencia de la misma en nuestro organismo. Sus efectos no se hacen esperar, ya que aumenta nuestra velocidad de reacción, la agudeza visual, la fuerza de voluntad y la temeridad. Y eso no es todo: en el contexto de la naturaleza, cuando un animal sale vencedor de un combate, sus niveles de testosterona son mayores, mientras que en el caso del perdedor, la presencia de esta hormona en su organismo es mucho más baja. Algo que también ocurre en el caso de los seres humanos, tanto en el mundo laboral como en el deporte de élite.


No obstante, la testosterona no es nuestra única compañera cuando debemos enfrentarnos a una situación arriesgada. De hecho, si ésta está considerada como la hormona del éxito, encontramos otra que está asociada al fracaso: el cortisol, que interviene en la toma de decisiones más meditadas, es decir, en frío. Y al igual que en la anterior, también tiene efectos emocionales en nuestro cerebro.

Así pues, con estos dos ingredientes, ya tendríamos la receta del éxito: cuando se alcanza una meta personal, los altos niveles de testosterona nos empuja a seguir arriesgando y esforzándonos para continuar con esta racha. En cambio, cuando fracasamos en algún proyecto, la elevada presencia de cortisol en nuestro organismo hace que actuemos de forma más precavida, exponiéndonos menos y analizando más los pros y los contras de nuestras decisiones. Nos volvemos más cautos, menos atrevidos, con lo que disminuyen nuestros intentos de tener éxito.

Ahora bien, no hay que olvidar que nuestros proyectos profesionales no sólo se alcanzan a golpe de hormonas: sin una sólida formación, es difícil que podamos llegar lejos, por mucho que nos empeñemos. De ahí la importancia de actualizar y ampliar nuestros conocimientos con cursos, programas de posgrado o másters que se adecúen a tus preferencias y objetivos. ¡Que nada te pare!


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