Cuando comenzamos a trabajar, por primera vez, en una oficina, no sabemos, con exactitud, cómo serán nuestros compañeros de trabajo.
Puede que la relación laboral se desarrolle de una forma armónica y cordial, pero también puede que la atmósfera sea negativa y conflictiva.
Entonces nos preguntamos. ¿Qué podemos hacer para solucionar esta situación?
Identificar el problema
Para solucionar un problema, lo principal es saber qué lo provoca. Cuando las relaciones laborales desmejoran, se podría originar un problema mayor. Por esta razón, la prioridad debe ser resolverlos de manera inmediata.
Es necesario detectar en qué área se origina el problema, para conocer a fondo qué es lo que lo está provocando.
Los conflictos más frecuentes en la oficina se producen a raíz de malentendidos con los jefes o con alguno de los compañeros, y en este caso se requiere aclarar si se trata de una situación personal. ¿Quién no ha volteado la mirada al cielo con algún señalamiento hecho por un jefe? o ¿será que existe quien no se ha sentido afectado cuando un recién empleado se convierte en el jefe del grupo? Estas y muchas otras situaciones son parte del día a día en una empresa; la diferencia está en cómo se enfrenten.
Afrontar el problema
Aceptar que los conflictos forman parte de la cotidianidad en las relaciones humanas, ayudará a no magnificar cualquier malentendido y, a la vez, permitirá estar preparado para solucionarlo de la mejor manera. Se debe tener en cuenta bajo qué situaciones se podrían generar los conflictos, ya que así puedes estar alerta ante cualquier situación irregular; por ejemplo, un proyecto con fecha límite de entrega y el reconocimiento que reciben algunos de los empleados, podrían ser los más comunes detonantes.
Consejos claves
Para enfrentar un problema laboral, sea cual sea su causa, es necesario no mantenerse distante al conflicto; el problema debe ser analizado individualmente o en grupo, si hiciera falta. Una recomendación que no falla es el ponerse, aunque sea solo por un momento, en el lugar del otro.
Hay quienes proponen ser "duro con el problema, y blando con la persona", lo que significa que los afectados deben atacar al conflicto y no a quien está involucrado. Una postura personal complicaría, aún más, las actividades en la oficina.
Comunicación esencial
El diálogo es el solucionador de conflictos por excelencia, pero teniendo en cuenta que se debe tomar un respiro antes de hablar, para evitar que se torne en una discusión emocional.
Por otra parte, la falta de relación entre quienes conforman una oficina, podría ser uno de los principales generadores de conflictos y de un ambiente laboral poco sano. Ten en cuenta que al conversar sobre temas laborales con tus compañeros, debes estar presente en la conversación: deja a un lado celulares y dispositivos móviles que puedan distraerte sobre el tema.
La poca comunicación entre compañeros de trabajo podría provocar que pequeños malentendidos se conviertan en grandes conflictos, por lo que es necesario que los trabajadores conversen sobre las situaciones problemáticas, apenas se generen.
Por escrito
Para afrontar y solucionar efectivamente cualquier aprieto, es recomendable documentar todo el incidente, y hacerlo de manera detallada. Si algunas de las partes consideran que el diálogo y calmar los ánimos no pone fin al ambiente problemático, el paso siguiente debe ser expresar su posición de manera escrita. Así será posible ser más racional ai plantear el problema de una manera formal. La escritura permitirá un tiempo de catarsis, y dejar sentada la posición ante la complicación, lo que podría ser de utilidad si el conflicto es elevado a instancias superiores.
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