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Saca el máximo partido a tu jornada laboral

Por suerte o por desgracia, las horas del día no son un chicle que pueda estirarse hasta el infinito. Sin embargo, aún tenemos un as debajo de la manga para llegar a todo. ¿Sabes cómo utilizarlo?

A grandes males, grandes remedios: si notas que te falta tiempo para todo, llega el momento de plantearte cómo aprovechar al máximo cada minuto que dedicas a trabajar. Y para conseguirlo, deberás aprender a distribuir tus tareas de la manera más eficiente. Aunque esto implica también una cierta dedicación (y es el tiempo precisamente lo que no nos sobra), te aseguramos que pararte a diseñar un plan de trabajo puede convertirse en la mejor inversión.

A continuación, te ofrecemos algunas orientaciones:

Olvídate de los grandes hitos y apuesta por los pequeños objetivos diarios. Planteándote metas asequibles, conseguirás mantener la motivación sin estrés ni agobios. Además, también es recomendable que anotes por qué es importante completar estas tareas.

Haz una lista de tareas pendientes. De este modo, tendrás presente todo lo que debes hacer, con lo que te evitarás sorpresas sobre la marcha. Incluso, podrás aprovechar los huecos libres para llevar a cabo alguno de estos trabajos.

Huye de las planificaciones estrictas. A pesar de que hay fechas y compromisos que son inamovibles (por ejemplo, plazos de entrega de un producto pactados con nuestros clientes), la presión de cumplir con un plan de trabajo a rajatabla puede generarnos ansiedad y estrés. Ser flexible te ayudará a llevar a cabo tus tareas de manera más relajada.

Prescinde de las cosas no urgentes. Ordenar tu lugar de trabajo, archivar documentos, hacer reuniones de seguimiento… Si tienes varios frentes abiertos, es preferible dejar estas tareas para otra ocasión.

Deja un cojín de seguridad. No hay que perder de vista que nunca somos dueños de todo nuestro tiempo: las interrupciones, los imprevistos o un cálculo de tiempo erróneo son compañeros habituales en el día a día de la empresa. Por esto, una vez has hecho una previsión de tiempo para una determinada tarea, añade un tiempo adicional para apagar los posibles fuegos que puedan salir.

De todos modos, además de una buena planificación, conviene que nos habituemos a centrar nuestra atención en aquellos aspectos que valen la pena. Se trata, en definitiva, de aprender a identificar qué tareas son prioritarias, cuáles nos aportan mayores beneficios económicos o cuáles serán la base para desarrollar otras tareas posteriores. Si consigues dar con las tareas más valiosas, te garantizamos que aumentarás tu productividad.

Estos consejos son válidos tanto para el trabajo como para tus estudios. Planificando tu aprendizaje, será mucho más fácil que alcances tus objetivos —y que consigas la formación que necesitas— en un tiempo prudencial. ¡Haz la prueba!

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Información publicada en: http://www.quecursar.com/

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