En el terreno laboral, no basta con ser el mejor en lo tuyo: también hace falta mano izquierda para lidiar con todo tipo de personas: antipáticas, trepas, vagas, individualistas, insolidarias… Aunque por fortuna no todo el mundo es insufrible, casi todas las empresas tienen su particular museo de los horrores. Y más ahora, coincidiendo con un momento en el que los despidos son una constante en muchas compañías, y toca ganar puntos ante los directivos. Si tu oficina también cuenta con una galería de personajes insufribles —y en concreto, con aquel que te resulta especialmente indigesto— ¡aprende a defenderte! Aquí te dejamos algunos pequeños consejos:
Blíndate
Cuidado con revelarle el más mínimo detalle sobre tus problemas personales, porque puede utilizarlos en tu contra. Además, la información que difundirá no será falsa, sino una interpretación malintencionada de la realidad, por lo que te resultará difícil negarla.
Atento a sus cambios de actitud
Si ves que tu compañero empieza a halagarte de manera exagerada o sin motivos, ponte en alerta: ¡algo intenta ocultar! Vigila, porque este comportamiento puede que sea una cortina de humo para ocultar sus verdaderas intenciones. Lo mismo ocurre si ves que está mucho más distante de lo habitual.
No te pongas a su altura
Evita criticar a tu adversario a sus espaldas. Piensa que lo que digas de él no sólo puede llegar a tus oídos, sino que puede dejarte en mal lugar delante de otras personas de la empresa.
Coge el toro por los cuernos
Habla con él. Si detectas que tu compañero va extendiendo rumores sobre ti o tiene un trato nada cordial, no dejes pasar la oportunidad de mantener una conversación a solas con él. Si no lo haces, puede que sus críticas lleguen a tus jefes y superiores, con todo lo que eso supondría. Asimismo, ésta puede ser una ocasión inmejorable para zanjar vuestras diferencias. Si pese a todo esta estrategia no funciona, siempre puedes compartir con tu jefe lo que está ocurriendo.
No pierdas la calma
No te dejes llevar por los nervios: levantar la voz o amenazar a tu adversario —y más delante de otras personas— no es la mejor opción. Y si es él quien grita, no te alteres. Demuestra tu profesionalidad: será él quien quede en evidencia.
Oculta tus méritos ante él
Si tienes más formación o experiencia que él, no se lo eches en cara: eso sólo generaría más envidias.
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