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Qué hacer si tienes un jefe indeciso


En el contexto económico actual, en el que las empresas deben afrontar una situación económica y financiera nunca vista, las organizaciones necesitan contar con directivos que tengas las ideas claras y que sean capaces de adoptar medidas efectivas, aunque muchas veces impopulares. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando carecen de esta habilidad?

Saber tomar decisiones a tiempo puede marcar la diferencia entre sobrevivir o ser aplastado por la competencia, si ésta consigue adelantarnos en algún aspecto clave. Además, también es importante que la estrategia empresarial siga unas directrices bien definidas, coherentes y ajustadas a un plan de acción. En este sentido, la ambigüedad se puede convertir en uno de los mayores enemigos para el futuro de la empresa y para la cohesión de los equipos de trabajo.

En relación con este punto, no hay que perder de vista que el líder no sólo es quien toma decisiones, sino también un modelo a seguir para los profesionales que tiene a su cargo. Si éstos perciben incompetencia, desidia o falta de convicción en su forma de actuar, lo más probable es que caigan en la desmotivación, o incluso, que se planteen la necesidad de buscar otros horizontes laborales. La pérdida de talento, por tanto, es otra de las funestas consecuencias de rodearse de directivos que no tienen las ideas claras. O lo que es peor: que carecen de voluntad para desempeñar correctamente sus responsabilidades.


Si te sientes identificado con alguno de estos supuesto, es el momento de actuar. En estos casos, lo mejor es hablar directamente con la persona interesada, de manera directa y sin rodeos. No se trata de cuestionar su profesionalidad o de dejarlo en mal lugar, sino de plantear la situación en positivo y brindarle consejos en tono constructivo. Una buena predisposición por nuestra parte es vital para que nuestro superior encaje bien nuestra propuesta y, sobre todo, para que la lleve a cabo.

Incluso, algunos expertos recomiendan que sean los propios empleados quienes participen activamente en la toma de decisiones y que propongan ideas al jefe. Sin duda, los directivos necesitan a veces un empujón. No obstante, esta propuesta se complica en el caso de aquellas compañías que tengan una estructura fuertemente jerarquizada, que no dispongan de canales efectivos de comunicación interna o en las que los flujos sean poco fluidos.

En cualquier caso, la opción de hablar directamente con el superior del jefe indeciso debe de ser siempre el último recurso. Si lo hacemos, además de perder su confianza, nos arriesgamos a que el destinatario de las críticas pueda llevarse una mala impresión de nosotros, al entender que somos incapaces de solucionar los problemas por nosotros mismos, o que criticamos a los integrantes de la empresa a sus espaldas.

Por otro lado, la falta de firmeza en la toma de decisiones puede ser fruto de una falta de formación. En este sentido, los másters y programas de posgrado pueden proporcionar las habilidades y herramientas necesarias para afrontar este hándicap.

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