Alergias laborales y/o profesionales

¿El trabajo te da alergia? Esta pregunta que podría interpretarse como que no se quiere trabajar o se es un perezoso nato, no tiene nada de irónica, existen muchas personas que sufren de alergias en sus entornos laborales, por distintos motivos, que pueden ser todo un problema a la hora de desempeñar las labores correctamente.

Por lo general, ocurren reacciones antes determinadas sustancias relacionadas a la actividad laboral, que pueden darse y ocasionar un verdadero trastorno. Las alergias ocupacionales son una de las enfermedades profesionales más frecuentes, y aunque existentes suelen estar infradiagnosticadas, como bien advirtieron expertos.

Al respecto, la doctora María del Mar Fernández, del Servicio de Alergia de la Fundación Jímenez Díaz de Madrid, explicó que en nuestros días de crisis son muchos los que teman hacer consulta o avisar en su trabajo, por miedo a ser despedido o a que le cambien las condiciones laborales.

La hipersensibilidad puede darse en panaderos, peluqueros, agricultores, personal sanitario, de laboratorios o incluso en empleados de fábricas de detergentes o productos químicos, todos sectores en los que mayor incidencia de alergia ocupacional o profesional se registra.
Lo cierto es que estas alergias que se dan en los ámbitos de trabajo constituyen un problema sanitario y, muchas veces, no sólo supone un riesgo para la salud de los trabajadores -con impacto sobre su calidad de vida- sino que también reduce la productividad de las empresas y les genera mayores gastos sanitarios.

Según datos disponibles, se han descrito más de 300 sustancias que pueden causar alergia en el ámbito laboral, aunque cada año se descubren nuevos agentes responsables. Cuanto más industrializado está un país, mayor es la prevalencia de estos trastornos, ya que hay más sustancias sensibilizantes.

De manera general, se pueden distinguir dos grupos de alergias laborales: las de índole respiratorio, ocasionadas por la inhalación, y las cutáneas, por contacto.

Una de cada cinco personas alérgicas en los países desarrollados sufren de alergia laboral o profesional, con el asma ocupacional como la afección más frecuente (hasta un 15 por ciento del asma en adultos se debe al trabajo). El “asma del panadero“, por caso, es la de mayor incidencia y se desarrolla por la harina de los cereales, uno de los principales alergenos.

Otros causantes de alergias laborales: el polvo de las maderas, el isocianato de touleno (en plásticos o pinturas), persulfatos (tintes), y enzimas como la amilasa, bromalina o papaína, presentes en laboratorios farmacéuticos.

Finalmente, vale destacar que también es frecuente la dermatitis alérgica por contacto, el otro gran grupo de las alergias ocupacionales, según la actividad en cuestión, puede afectar hasta un 10 por ciento de los individuos que manipulan sustancias sensibles.

En este caso, la lista da agentes es también muy extensa, aunque destacan la resina de epoxi (pegamentos), el cromo presente en el cemento o la parafrilendiamina (en los tintes).

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Información publicada en: http://www.buscarempleo.es

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