Cuando trabajas muchas horas extras y los domingos ya no son días de descanso, significa que vives agobiado. Para saber si estás a punto de rebasar el límite, atiende estas señales:
1. Mide tu pulso en reposo. Todos los días, al despertar, tómate el pulso. En un adulto sano, el ritmo cardíaco normal debe ser de entre 60 y 90 latidos por minuto. Pero cuando estás estresado, el ritmo aumenta para enviar más oxígeno a tu cerebro y al resto del cuerpo. Si tu pulso es alto por la mañana, descansa o duerme un poco más esa noche.
2. Analiza tus emociones. Si te sientes irritable y no hay una razón que lo explique, quizá se trate de una reacción fisiológica causada por el estrés y la fatiga crónica. Intentar tener un mejor ánimo no bastará para suprimir esa reacción y, en casos extremos, el único remedio es el descanso.
3. Vigila tu peso. Si de un día para otro subes o bajas más del uno por ciento de tu peso, significa que algo anda mal. Quizá el día anterior tuviste un estrés enorme y no te diste cuenta de que no comiste ni bebiste lo necesario. La falta de alimento y la deshidratación pueden afectar tus funciones mentales. O tal vez no te percataste de que estabas comiendo en exceso.
4. Revisa el color de tu orina. El tono puede indicar el grado de hidratación. Cuanto más claro sea, mayor la hidratación. Una hidratación adecuada ayuda a la absorción de nutrientes en el intestino, y también aumenta el nivel de energía física. Si tu orina tiene un color más oscuro de lo normal, el remedio es muy sencillo: bebe mucha agua.
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