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Ópticas del desempleo

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Robert Nielsen es un danés de 45 años, y ha ganado el apodo de "Robert el perezoso" después de haber participado en un debate televisivo hace un año en el que explicó que prefería vivir de los subsidios antes que trabajar en algo que no le gustase. Desde hace diez años vive de las ayudas públicas y vende jerseys con el lema: "Desempleado y orgulloso de serlo", atiza el debate en su país sobre los límites del Estado del bienestar.

"Nunca me he sumado a la idea falsa de que hay que tener un empleo para disfrutar de una buena vida", ha dicho a la agencia AFP. 

"Me considero un intelectual, por lo que me gustaría tener un empleo en el que pueda utilizar mis conocimientos del mundo", agrega. Sus aforismos son considerados una ofensa para el orgullo nacional, en un momento en el que editorialistas y pensadores de derechas acusan al generoso sistema de subvenciones de incentivar la indolencia de todo un pueblo.

La jefa del gobierno socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt se ha visto forzada a intervenir ante este elogio a la dependencia. "Vamos a examinar todas nuestras medidas de empleo y si hay gente como 'Robert el perezoso' vamos a exigirles más", dijo poco después del debate que ha convertido a Robert en una estrella.

La creatividad ayuda a enfrentar la crisis en los diversos mercados a nivel mundial

Dinamarca ha reducido la cobertura social tras la grave crisis del sector inmobiliario en 2007-2009 y el estancamiento económico desde 2010. Pero es un país donde la mayoría de los trabajadores terminan su jornada a las 4:00 p.m. 

Y los desempleados tienen derecho 80% de su antiguo salario durante dos años. Aunque el desempleo es relativamente bajo (5,6%). 

En los últimos doce años, Robert Nielsen ha aceptado trabajos en marquetería y en McDonald's, pero no por mucho tiempo. "Esperan demasiado de la gente", dice de la cadena de hamburguesas. 

Robert estudió unos años de Ciencias Sociales y Filosofía, así como idioma chino durante un trimestre, y ha trabajado de voluntario seis meses en Zambia. Aún así, nunca ha logrado un título. 

"Desgraciadamente, no tengo papeles que demuestran lo que sé". No está descontento con su situación pero no hay que preguntarle sobre lo que sería de Dinamarca si todo el mundo hiciera como él. "Es una pregunta ridícula y no quiero responder". "No todo el mundo es como yo, y nunca lo será", argumenta. El trabajo no es moralmente superior a la ociosidad: "solo con ser danés se puede obtener comida, techo y ropa para vestirse", argumenta. 

Después de esto, 95% de la gente puede decir: "me gustaría tener también una casa, un auto, una residencia secundaria y pasar vacaciones en Londres y en Ibiza. Por eso aceptan un trabajo. Nadie lo hace por el bien de la sociedad", explica. 

En junio, un estudio de un centro de investigación danés, el CEPOS, ultraliberal, concluyó que un Estado del bienestar generoso reduce no sólo la motivación de los individuos a encontrar trabajo sino también su entusiasmo cuando tienen uno. 

"Cuanto más generoso sea el Estado del bienestar, menos va a trabajar el individuo", comenta uno de los autores, Casper Hunnerup Dahl, quien subraya el peligro de una generación que "prefiere trabajar lo menos posible".

Supervivencia
  • Bien sea por reducción de personal, decisión propia o circunstancias extraordinarias, muchas personas dejan de ser parte del aparato productivo estándar. Es decir, ya no son parte de una nómina empresarial y viven de ayudas sociales, trabajos a destajo o temporales, suplencias, actividades en el hogar. 
  • La creatividad es el aliado de quienes buscan sobrevivir sin un empleo fijo. Se las ingenian para comercializar productos elaborados con sus propias manos, en casa, o para ofrecer servicios a domicilio como clases de idiomas, limpieza, cuidados de pacientes.
  • Hay quienes potencian sus habilidades para cocinar y preparar postres, elaborando tortas, pastelitos, panes, almuerzos completos a particulares o empresas (para eventos). Otros hacen manualidades y objetos utilitarios (accesorios, prendas de vestir) o adornos para el hogar (manteles, cortinas, cofres de madera) de acuerdo con la época del año.
  • Diciembre es, precisamente, una de las fecha propicias para mercadear todos estos productos en un bazar, feria navideña o en un quiosco, entre otros. Los creadores aprovechan para obtener alguna ganancia en esta época.

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Autor: 
Sören Billing
AFP

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