Dado que en estos momentos las condiciones laborales a menudo son difíciles, contar con amigos en el trabajo puede mejorar mucho nuestro estado de ánimo así como la filosofía con la que abordamos nuestros proyectos.
Para conseguirlo, basta con aplicar las normas básicas de cómo hacer amigos en cualquier otra parte. Geoffrey James, colaborador del Portal Inc., hace ocho propuestas para aplicarlo.
1. Sonríe, exterior e interiormente. Ser una persona positiva e ir con una sonrisa por la oficina atraerá la gente hacia ti, pero solo si se trata de un sentimiento genuino. Consigue un equilibrio interior en el trabajo y luego deja que fluya hacia el exterior.
Es un estado que se aprecia en el cara a cara pero también por teléfono o por correo electrónico.
2. Haz que los demás se sientan importantes. En un mundo empresarial tan globalizado, es fácil que uno se sienta pequeño, casi ridículo.
No hay mejor respuesta que hacer que alguien se sienta importante, hacerle ver que su tarea es útil para todos o que es admirada como mínimo por ti.
3. Muestra verdadera curiosidad. A la gente le encanta que le pregunten por su vida, pero si lo haces, muestra un interés sincero. Si vas a preguntar para luego desconectar, es mejor que no digas nada.
Y una vez hayas preguntado, es posible que en otra ocasión la persona se decida a compartir contigo cosas que antes no hubiera compartido.
4. No critiques ni juzgues. Las palabras y las emociones tóxicas envenenan una amistad antes de que arraigue, especialmente si uno tiene el don de hacer que las noticias vuelen.
Además, si alguien te escucha hablar mal de una tercera persona, no dudara que lo harás también de él o ella cuando no esté presente.
5. Sé tú mismo. Es tentador pensar que puedes utilizar las redes sociales o otros medios no presenciales para construir a una persona distinta a la que eres realmente.
Sin embargo, cuando las personas te conozcan, el desencanto será terrible y no habrás conseguido nada. Muéstrate tal como eres y así seguro que los amigos que ganes lo serán realmente.
6. Si te equivocas, admítelo rápido. Todos nos equivocamos. Si ante un error optas por no reconocerlo, pierdes puntos.
Pero si lo asumes y le intentas dar la mejor solución, los ganas. Pocos rasgos de carácter son más llamativos que la capacidad por gestionar bien una equivocación.
7. Supón que los demás tienen buenas intenciones. Ya sabemos que no siempre es así, pero ayuda a las relaciones personales darlo por supuesto. Con la prudencia suficiente para que no te hagan daño, dale a la gente el beneficio de la duda.
8. Utiliza un lenguaje que tu interlocutor entienda. El uso de palabras no comprensibles por el que te está atendiendo, no solo no impresiona, sino que además de confundir crea distancia.
Habla y escribe bajo el punto de vista del que quieres que te escuche o lea.
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