Muchas personas tienen grandes habilidades y se plantean grandes retos, pero a lo largo de vida son pocos los objetivos que han conseguido alcanzar… ¿A qué se debe esta situación? ¿Por qué las personas talentosas no siempre logran lo que se proponen?… Las razones pueden ser varias, pero sin duda una de las principales es la falta de disciplina personal…
“Luego lo hago…” “Lo dejaré para otro momento…” “Uf, no tengo ganas de hacerlo ahora…”
¿Cuántas veces hemos oído o incluso dicho estas frases?
¿Cuantas personas se inscriben en el gimnasio en enero y lo dejan en marzo?
Si contamos con los recursos y conocimientos necesarios para abordar un proyecto ¿Por qué no acabamos de arrancar?
Una cosa en pensar en hacer algo (imaginarlo) y otra bien distinta es ponerse manos a la obra y mantenerlo en el tiempo.
Puede haber varias razones por las que esto ocurra, hoy vamos a tratar una de ellas, la falta de disciplina personal o autodisciplina.
¿Que es la disciplina personal?
Disciplina es una palabra que en determinados ámbitos tiene mala prensa porque se asocia con normas impuestas por otras personas e incluso con sanciones en caso de incumplimiento.
En este artículo nos vamos a centrar en la disciplina elegida, en esa serie de reglas de actuación que una persona decide adoptar tras un compromiso consigo misma para alcanzar los objetivos que desea.
La disciplina es una elección consciente y consistente, es decir, estable, que desemboca en una actuación alineada con un objetivo; es realizar lo que te has propuesto como y cuando has definido para alcanzar una meta.
Disciplina no significa intentar controlar todos y cada uno de los acontecimientos que ocurren alrededor ni obsesionarse.
Tiene que ver con el respeto a una misma, con la responsabilidad y también con el optimismo, porque es una actitud proactiva.
Como se trata de un compromiso elegido, no lo percibimos como una carga, si no como un paso adelante. Es nuestro deber con nosotras mismas, no algo que llevemos a cabo porque los demás lo esperan de nosotros.
Cuando eres disciplinada, tú misma creas tus pautas de actuación y de control de modo automático y no necesitas que nadie te recuerde, organice o controle tus acciones/trabajo porque tú misma has creado un sistema de autorregulación propio.
¿Por que requiere esfuerzo?
Ser disciplinada implica elegir una recompensa aplazada en lugar de la satisfacción inmediata.
Entre la decisión de actuar y la acción está la procrastinación, el hábito de aplazar, el típico “el lunes empiezo”, desde luego, es más sencillo aplazar que actuar. Es más fácil encender la televisión que apagarla. Son dilemas a los que nos enfrentamos a diario y en muchos ámbitos¿aplazar o actuar?
La disciplina se orienta a los resultados a medio y largo plazo, mientras que laprocrastinación, solo piensa en el ahora mismo y olvida sus objetivos reales.
El postergar constantemente, nos hace perder incontables oportunidades y demorar innecesariamente los resultados de nuestras acciones ¿Cuántas veces hemos dicho “ojala lo hubiera hecho antes”?
Otra razón por la que no es sencilla la disciplina personal es que se enmarca dentro de la responsabilidad personal y ésta requiere grandes dosis de madurez y autocontrol. No todas las personas son capaces de asumir y gestionar su parcela de poder/responsabilidad en la evolución de su vida, de un proyecto o de una meta concreta.
Imprescindible para alcanzar tus objetivos
La disciplina, da sentido a las metas, sin ella se desdibujan y pierden fuerza.
Las personas intentamos mejorar aprendiendo a hacer cosas, nos pasamos la vida estudiando, realizando cursos, formándonos por nuestra cuenta, aprendiendo de las experiencias de la vida… y en ocasiones tenemos todos los recursos necesarios, incluyendo el talento, para realizar nuestros sueños, pero por falta de disciplina no los llegamos a materializar, nos conformamos con una parte ínfima de lo que podríamos conseguir por no tomar la decisión de actuar con autodisciplina.
Cuando actuamos alineados con lo que queremos conseguir el tiempo y esfuerzo se vuelven más rentables, dan más de sí.
Si nos proponemos algo y no actuamos de modo disciplinado, nosotras mismas acabamos desanimándonos y al final desistiendo después de unos cuantos intentos fallidos. Y lo que es peor, podemos empezar a pensar que “no somos capaces” cuando en realidad solo nos ha faltado persistencia.
En mi etapa como directora de marketing tuve la suerte de tener a mi cargo un equipo de treinta y dos comerciales, magníficos profesionales. Analizando las claves del éxito de los que obtenían mejores resultados, llegué a la conclusión de que había dos factores críticos, uno de ellos era la resistencia a la frustración, es decir, no desanimarse cuando algo no salía como se esperaba y el otro, la autodisciplina, el profesional que organizaba sus rutas, llevaba un registro minucioso de cada uno de sus clientes y las necesidades presentes o futuras que pudiera tener, planificaba cada visita, madrugaba para estar visitando al cliente de empresa cuando esta apenas abría, ese comercial, obtenía buenos resultados siempre. Porque trabajaba de forma constante y sistematizada.
¿Qué te aporta la disciplina personal?
- Credibilidad.
Nuestra solvencia personal se irá incrementando poco a poco, y eso será percibido por nuestro entorno.
Cuando nuestro entorno nos percibe como personas disciplinadas, nuestras palabras son sinónimo de garantía, no nos tenemos que esforzar por convencer a alguien de que vamos a hacer algo, esa persona lo dará por hecho porque el cumplir con nuestros compromisos forma parte de nuestra marca personal.
- Autoestima y confianza en ti misma.
Al comprometerte contigo misma y actuar en consecuencia estás poniéndote en valor, te reconoces como persona, te respetas y quieres.
Sería muy injusto luchar por los deseos de otras personas y no hacerlo por los tuyos propios¿no crees?
El trabajar de modo inteligente, te hará sentir que estas haciendo lo que debes hacer y el ir obteniendo resultados poco a poco te “empoderará”, tu autoconfianza mejorará y te sentirás capaz y llena de posibilidades personales.
- Tranquilidad personal.
El saber que estás haciendo “lo que debes” hacer según tu modelo personal te hará sentir mas tranquila porque estás trabajando para alcanzar tus objetivos, eso hará que te desprendas de parte de la angustia que genera la incertidumbre.
- Ocúpate en lugar de preocuparte.
De paso, eliminarás el bichillo de la conciencia que te repite “ahora tendrías que estar haciendo….”
- Mayor eficacia personal y nuevas oportunidades.
Te convertirás en una persona mas eficaz y con mejores resultados. Trabajando de forma constante por tus objetivos poco a poco irás avanzado hasta que las alcances porque cuando haces cosas, pasan cosas, el ponerte manos a la obra hará que surjan posibilidades que probablemente no te habías planteado al principio. Aprovéchalas. También tendrás mayor claridad sobre la situación en la que te encuentras y sobre tu futuro.
- Es un acto de Libertad.
Se trata de ejercer la libertad de elegir qué hacer, cómo y cuando, y llevarlo a cabo por un compromiso contigo misma, no por una obligación de cara a otras personas. Eres la dueña de tu vida, tú decides.
Empieza ahora
No vale decir “es que yo no tengo voluntad”. Como todos los recursos personales, la autodisciplina requiere un entrenamiento y se adquiere paulatinamente. Se trata de tomar la decisión consciente y responsable de trabajar para adquirirla.
Eso sí, como cualquier cambio, al principio te producirá cierta incomodidad porque estarás ampliando tu zona de confort, pero una vez que la hayas adquirido, ese modo de actuar “te saldrá” de forma automática porque formará parte de ti. La clave es aprender a disfrutar de las tareas realizadas cuado y como te has propuesto.
Aplícala globalmente, en tus actividades profesionales y personales. No es compatible tener tu zona de trabajo perfectamente ordenada y el salón de tu casa hecho un caos, ser rigurosa con tu agenda profesional o de búsqueda de empleo y olvidarte de las actividades de tus hijos.
El primer paso para entrenarla es elegir un objetivo motivador y diseñar un conjunto de pasos a seguir para alcanzarlo, los que tú decidas, e ir implementando nuevas acciones progresivamente.
Se dice que en instalar un nuevo hábito se invierte alrededor de un mes. Tal vez exija un poco mas de tiempo romper con la dinámica de actuación que has tenido instalada durante muchos años. Lo importante es empezar.
Una vez iniciado el proceso, puedes ajustar estos pasos a seguir si los resultados no son los adecuados, se trata de revisar e implementar nuevas acciones de forma constante.
He tenido el placer de acompañar a muchas personas en este proceso hasta que logran alcanzar sus objetivos por sí mismas. Si no consigues hacerlo tu sola, pide ayuda.
Recuerda que eres dueña de tu vida, convierte tu libertad en valor.
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